miércoles, 17 de junio de 2009

Cuidando a la familia

El ochenta por ciento de los enfermos terminales es cuidado por sus familiares, ha afirmado hoy en Logroño Javier Cevas, vicepresidente de las VIII Jornadas Nacionales de Cuidados Paliativos, que se celebrarán en Logroño los próximos días 18 y 19 con el lema "Cuidando a la familia". Cevas, coordinador médico de la Unidad de Cuidados Paliativos de la Fundación Rioja Salud, ha añadido, a través de un comunicado, que, "en España, el cuidador tipo del paciente terminal está representado por una mujer mayor de sesenta años, con estudios primarios, sin remuneración por su trabajo y familiar del enfermo".

'Ofensiva' mediática a favor de la ley


Dice Javier Pradera en EL PAÍS: "Contra lo que afirma frívolamente la nueva ministra de Sanidad ("no existe un clima social que demande este tipo de legislación"), la actual normativa sobre la materia ofrece ambigüedades que permiten su sombrío manejo. Sólo la generalización de la iniciativa andaluza al ámbito estatal crearía las condiciones para acabar con esos empecinados, crueles e inútiles tratamientos dilatorios aplicados a los agonizantes que hacen aún más terrible el hecho por sí mismo dramático de la muerte. Sirva como ejemplo el tétrico auto de fe escenificado hace cuatro años en el Hospital de Leganés por los inquisidores de la Comunidad de Madrid, tal vez discípulos del dignatario eclesiástico que -en una Semana Santa de Valladolid- puso como ejemplo de agonía a seguir por todo buen cristiano la atroz muerte en la cruz de Jesús de Nazareth".

Dudas de conciencia y garantías deontológicas


El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos mostró ayer su temor de que el proyecto de Ley de Muerte Digna, texto que el Gobierno autonómico aprobó el pasado martes remitirlo al Parlamento andaluz para su debate y aprobación definitiva, «encorsete» la objeción de conciencia de los profesionales de la medicina.
El pleno de presidentes de este órgano colegial, que se reunió en sesión extraordinaria, sostiene que dicha norma «corre el riesgo de poder encorsetar al profesional de la medicina» a la hora de tomar decisiones, «que calificamos como trascendentales».
Por ello, la citada entidad considera «imprescindible» la incorporación de fórmulas que «resuelvan las dudas de conciencia» y como medio de «asegurar la independencia del médico en su ejercicio y el propio valor de sus actos». Este derecho, aclara el pleno de presidentes del Consejo Andaluz de Médicos, se ejercería «sin menoscabo de las garantías del paciente».

Sin consenso
«Una norma que protocolice procesos, actuando en el terreno de las convicciones personales, nacería necesariamente rota en uno de sus pilares si se impidiera la resolución de conflictos éticos, que facilitarían la gestión diaria de la aplicación de la Ley», prosiguen en su escrito.
De igual modo, consideran necesario una presencia «más explícita» de la corporación profesional médica en los comités de ética hospitalarios, hecho que a juicio de este colectivo representa una «garantía deontológica ineludible que debe ser atendida, como medio de sumar credibilidad al sistema y en un marco de trabajo en equipo».
En cualquier caso, valoran el «esfuerzo» de la Administración en el campo de los Cuidados Paliativos como medio de proporcionar «la mayor dignidad y alivio a los enfermos y familiares» en ese trance de la vida.
Precisamente ayer, la consejera de Salud, María Jesús Montero, explicó que el proyecto de Ley de Muerte Digna de Andalucía «no contempla la objeción de conciencia» que un profesional sanitario pueda mostrar a la hora de limitar el esfuerzo terapéutico a un paciente en situación terminal que así lo pidiese, ya que, según aclaró, desde el Gobierno andaluz «entendemos que tiene que ser un ámbito estatal el que regule este apartado de forma general», agregó.
En una entrevista concedida a Punto Radio y recogida por Europa Press, Montero opinó que «probáblemente éste es el ámbito en el que la objeción de conciencia tiene que tener una regulación más clara, al igual que ocurre con las técnicas del aborto».
«Tengamos en cuenta que las prácticas que se regulan en esta ley son consideradas buenas prácticas clínicas, incluida la sedación paliativa terminal que, aunque acorte la vida del individuo, lo que persigue es disminuir el dolor y por tanto aliviar sus síntomas», argumentó.
Por ello, la consejera de Salud dijo entender que «sería muy excepcional que cupiera la objeción de conciencia». Sea como fuere, consideró que «por estas razones se tendría que regular en ese nivel más general».